Lula también es cómplice
3 de Noviembre de 2009 a las 21:45 por EJU
Carlos Almeida*
El pasado mes de Octubre, el mundo observó estupefacto y a la vez con mucha preocupación, como en las mafias del narcotráfico en Río de Janeiro derribaron un helicóptero de la policía militar brasileña. Adicionalmente, las noticas diarias de Brasil relacionadas al narcotráfico, delincuencia y mafias organizadas que ponen en zozobra a la población civil de Brasil y a los numerosos contingentes de turistas que se apasionan con la “cidade maravillosa”, ponen en un peligro evidente a miles de personas.
Es verdad no es nuevo el problema del narcotráfico, sin embargo en los últimos 3 a 5 años la espiral de violencia y el tráfico indiscriminado se han incrementado significativamente. Si bien una de las razones fundamentales sigue siendo la pobreza o más bien los niveles alarmantes de desigualdad en cuanto a la distribución de la riqueza, la causa mayor ahora podría ser el alarmante crecimiento del tráfico de drogas y la facilidad con el que la droga (cocaína y derivados) llega al mercado brasileño y cuyo principal suministrador es Bolivia.
Bolivia no solo vive ahora un total descontrol en cuanto a la producción de coca excedentaria, es más esta producción es encubierta y de cierta forma encubierta por el gobierno populista de Evo Morales, los reportes de la comunidad de naciones unidad y del propio gobierno boliviano, muestran un alarmante crecimiento de hoja de coca excedentaria ( más de 30000 hectáreas) en el trópico de Cochabamba, la región noreste y noroeste de Santa Cruz, el Isiboro Secure y toda la zona de los yungas y valles tropicales de La Paz, es más para sorpresa de muchos, la zona de fronteriza de Pando con Brasil está empezando a producir hoja de coca, obviamente bajo la mirada encubierta de las autoridades de gobierno (en fin producción más cerca al mercado).
Aparentemente el discurso populista del gobierno boliviano, tratando de justificar la sobre producción de hoja de coca y consecuentemente el incremento alarmante de factorías de elaboración de pasta base y de clorhidrato de cocaína, viene encubierto por el uso tradicional y ancestral de la hoja e de coca por parte de los consumidores auto denominados “pueblos originarios”.
El gobierno brasileño podrá de cierta forma ser cómplice del discurso populista boliviano (para mostrar una imagen protectora del Indígena que lo gobierna), pero en la práctica es cómplice de los desastres que la producción excedentaria de hoja de coca y cocaína boliviana están causando en la sociedad brasileña y en el resto de la comunidad internacional.
Derribar un helicóptero puede sonar hasta anecdótico, pero los siguientes pasos pueden ser todavía mucho mas catastróficos para la sociedad si no se toman las medidas adecuadas. En principio ser honestos y reconocer como gobierno brasileño que la política proteccionista de Morales relacionada a la producción indiscriminada de hoja de coca y de cocaína, le hace un daño cada vez más difícil de soportar, en segundo lugar Brasil y la comunidad internacional deben de cerrar un circulo muy fuerte para presionar a Morales que abandone su política populista de soporte a la producción de hoja de coca, tercero el amigo Lula que aparentemente se divierte con las penosas anécdotas internacionales de Morales, debe de tomar en serio su relación con ese gobierno en virtud a que esta penetrando peligrosamente en el deterioro de la sociedad brasileña.
Finalmente amigo Lula, el próximo año se celebran las elecciones en Brasil y ya no es tiempo de seguir jugando al viejito protector del “indígena 500 años discriminado”, sabiendo que la realidad de Bolivia es otra y que el gobierno de Morales es junto al de Venezuela el más totalitario, racista y corrupto de la región.
Lula por nuestras familias, por el Brasil grande, por nuestro Río 2014 del Mundial de Futbol, por nuestro Rio del 2016 de las Olimpiadas, basta ya de se cómplice.
*Ciudadano de Río de Janeiro y de forma temporal de Cochabamba Bolivia
3 de Noviembre de 2009 a las 21:45 por EJU
Carlos Almeida*
El pasado mes de Octubre, el mundo observó estupefacto y a la vez con mucha preocupación, como en las mafias del narcotráfico en Río de Janeiro derribaron un helicóptero de la policía militar brasileña. Adicionalmente, las noticas diarias de Brasil relacionadas al narcotráfico, delincuencia y mafias organizadas que ponen en zozobra a la población civil de Brasil y a los numerosos contingentes de turistas que se apasionan con la “cidade maravillosa”, ponen en un peligro evidente a miles de personas.
Es verdad no es nuevo el problema del narcotráfico, sin embargo en los últimos 3 a 5 años la espiral de violencia y el tráfico indiscriminado se han incrementado significativamente. Si bien una de las razones fundamentales sigue siendo la pobreza o más bien los niveles alarmantes de desigualdad en cuanto a la distribución de la riqueza, la causa mayor ahora podría ser el alarmante crecimiento del tráfico de drogas y la facilidad con el que la droga (cocaína y derivados) llega al mercado brasileño y cuyo principal suministrador es Bolivia.
Bolivia no solo vive ahora un total descontrol en cuanto a la producción de coca excedentaria, es más esta producción es encubierta y de cierta forma encubierta por el gobierno populista de Evo Morales, los reportes de la comunidad de naciones unidad y del propio gobierno boliviano, muestran un alarmante crecimiento de hoja de coca excedentaria ( más de 30000 hectáreas) en el trópico de Cochabamba, la región noreste y noroeste de Santa Cruz, el Isiboro Secure y toda la zona de los yungas y valles tropicales de La Paz, es más para sorpresa de muchos, la zona de fronteriza de Pando con Brasil está empezando a producir hoja de coca, obviamente bajo la mirada encubierta de las autoridades de gobierno (en fin producción más cerca al mercado).
Aparentemente el discurso populista del gobierno boliviano, tratando de justificar la sobre producción de hoja de coca y consecuentemente el incremento alarmante de factorías de elaboración de pasta base y de clorhidrato de cocaína, viene encubierto por el uso tradicional y ancestral de la hoja e de coca por parte de los consumidores auto denominados “pueblos originarios”.
El gobierno brasileño podrá de cierta forma ser cómplice del discurso populista boliviano (para mostrar una imagen protectora del Indígena que lo gobierna), pero en la práctica es cómplice de los desastres que la producción excedentaria de hoja de coca y cocaína boliviana están causando en la sociedad brasileña y en el resto de la comunidad internacional.
Derribar un helicóptero puede sonar hasta anecdótico, pero los siguientes pasos pueden ser todavía mucho mas catastróficos para la sociedad si no se toman las medidas adecuadas. En principio ser honestos y reconocer como gobierno brasileño que la política proteccionista de Morales relacionada a la producción indiscriminada de hoja de coca y de cocaína, le hace un daño cada vez más difícil de soportar, en segundo lugar Brasil y la comunidad internacional deben de cerrar un circulo muy fuerte para presionar a Morales que abandone su política populista de soporte a la producción de hoja de coca, tercero el amigo Lula que aparentemente se divierte con las penosas anécdotas internacionales de Morales, debe de tomar en serio su relación con ese gobierno en virtud a que esta penetrando peligrosamente en el deterioro de la sociedad brasileña.
Finalmente amigo Lula, el próximo año se celebran las elecciones en Brasil y ya no es tiempo de seguir jugando al viejito protector del “indígena 500 años discriminado”, sabiendo que la realidad de Bolivia es otra y que el gobierno de Morales es junto al de Venezuela el más totalitario, racista y corrupto de la región.
Lula por nuestras familias, por el Brasil grande, por nuestro Río 2014 del Mundial de Futbol, por nuestro Rio del 2016 de las Olimpiadas, basta ya de se cómplice.
*Ciudadano de Río de Janeiro y de forma temporal de Cochabamba Bolivia
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